Nuestra escuela, el CENI.
Cledia de Mello nació en Rivera (10.09.1929). Aún estudiante comenzó su carrera como maestra rural.
Siempre contó que entre sorpresa y sorpresa fue descubriendo las contradicciones del sistema educativo y sintió la necesidad de grandes cambios. En poco tiempo logró sistematizar sus ideas, y así nació su Metodología Natural e Integral.
Corrían los años cincuenta. ¿Cómo era posible que niños que cabalgaban leguas a diario para llegar a la escuela se marcharan solamente con el dibujo de una letra y el de un número? Si jugaban con las piedritas del camino, cruzaban cañadas y disfrutaban de animales y plantas, ¿por qué en clase se usaba un vocabulario tan ajeno a su riquísima experiencia? ¿Se justificaba esperar una indicación del programa para hablar del aire puro que respiraban, del cielo estrellado de la noche o el suelo que cultivaban? ¿Por qué niños que reconocían tantos nidos y plumajes diferentes, escribían la palabra “ave” pero no hablaban de las aves como seres vivos, ni comparaban sus características con otros animales que conocían? A esta joven maestra le costaba creer que con niños campesinos que veían hembras parir terneros, corderos y potrillos, no se encaraba el tema de la reproducción de los mamíferos en la escuela. Ellos vivían buscando lagartijas, pero la palabra “reptil” no aparecía hasta años después. Les fascinaba seguir con la mirada caminitos de hormigas y cazar mariposas.
¿Por qué no descubrir diferencias y semejanzas entre ellas e incluirlas en la clase de los “insectos”?
Cledia sabía que la lógica del niño no es innata ni adquirida sino construida en interacción con su medio. Ellos muy tempranamente pueden reconocer una flor aunque difiera en forma, tamaño, color y aroma de las que ha visto antes. Exploran y descubren, clasifican y conceptualizan antes de ser escolarizados. Cledia no dudó. A la hora del aprendizaje sistemático debía partir de la experiencia vital y estimular tomas de conciencia acerca de lo conocido empíricamente.
Se preguntaba: ¿es lógico que un niño, sumergido desde siempre en el mundo de la naturaleza y de la sociedad aprenda contenidos aislados y ajenos a su interés? El mundo se le ofrece como una totalidad que él va organizando en pensamiento a partir de la acción. Puede clasificar, seriar, establecer correspondencias. Cuando bebé se comunica a través del llanto, el grito, la sonrisa, el gorjeo, el gesto, el cuerpo todo. Luego conquista la palabra hablada. Las mamás hablan a sus hijos con naturalidad, usando todos los sonidos del lenguaje. ¿Por qué la escuela fractura su lógica enseñándole a leer a partir de textos elaborados con vocales y algunas consonantes?
A medida que avanzaba en sus estudios advertía más claramente la falta de coherencia entre prácticas y teorías pedagógicas. Los pedagogos reclamaban para el niño la calidad de constructor de aprendizajes y no de mero receptor de conocimientos. La innovación educativa supone una sensibilidad para advertir la necesidad del cambio, creatividad para imaginar alternativas, inteligencia para concebirlas y férrea convicción para transgredir lo tradicional. Cledia de Mello logró derribar la muralla entre la escuela y la vida. Pero el sistema educativo como tal no había ni ha roto aún la dicotomía entre lo declarado como pendiente y la realidad de muchas aulas.
Su discurso amalgama múltiples vertientes de la historia de las ideas de la humanidad. Se nutre de la pedagogía, la filosofía, la psicología, la ciencia, del arte…
Lecturas que abonaron el terreno, creando condiciones propicias para la germinación de ideas originales. Guiada por su genial intuición de educadora, fundamentó su teoría pedagógica en la epistemología.
Cledia – Chela para nosotros – , gestó su pedagogía a mediados del siglo pasado. En aquellos años el Uruguay tenía una muy buena situación económica, una clase media mayoritaria y una democracia estable. La “Suiza de América” se destacaba en el continente y en el mundo por ser vanguardia en calidad educativa. La educación de hoy es muy otra y por todos conocida. Preocupa y genera debates múltiples.
A Cledia, el fracaso escolar le preocupó siempre, desde mucho antes que la crisis angustiara a todos los actores del escenario educativo. Un compromiso ético de desarrollar plenamente el potencial de cada uno, la llevó a buscar caminos distintos. Respetar las normas establecidas no dejaba margen a la innovación.
Cledia transgredió esos límites y desarrolló una praxis transformadora de esa realidad: la Metodología Natural e Integral.
Natural porque a la hora del trabajo en el aula rescata la experiencia que el alumno – niño, adolescente o adulto – construyó. El punto de partida es siempre la sabiduría que el educando ha construido. Si ese potencial no se aprovecha, aquello de “disolver la frontera entre la escuela y la vida”, es una mera enunciación.
Integral porque la mente humana no fragmenta el mundo para conquistar el conocimiento.
Entonces, un camino para enseñar en consonancia, debe acompañar procesos que faciliten la internalización de ese mundo como un sistema de relaciones. La escuela debe reflejar la vida real y abordar a quien aprende como un todo biopsicosocial.
El currículo elaborado por Cledia no es lineal ni fragmentado en disciplinas. Es de carácter interdisciplinario y su estructura en espiral abarca totalidades a profundizar al avanzar. Sus contenidos, partes de un todo y todos en sí mismos, constituyen un sistema de relaciones; cada temática incorporada se incluye en una estructura de pensamiento que los alumnos van completando paulatinamente. A modo de ejemplo: la observación de un pájaro no se limitará al aporte de los sentidos.
Liberado del presente inmediato, del aquí y ahora, el pensamiento volará y traerá al salón otros animales, comparará. Un cuerpo natural, cuya vida funciona, animal bípedo, vestido con plumas, de largo pico. Integra la clase de las aves. Se llama picaflor. Desde muy temprano en la vida escolar, clasifica enriqueciendo su conceptualización. ¿Por qué no hablar de los pétalos, estambres y pistilos de una flor a los más pequeños? Un picaflor contribuye a la reproducción de los vegetales. Estos temas ya podrán profundizarse.
La MNI no es un método específico para enseñar determinada disciplina. Sin embargo, la preocupación de todos los educadores por las altas tasas de analfabetismo tanto de países del tercer mundo como países desarrollados, llevó a que se conociera principalmente como una valiosa herramienta para la alfabetización. Conquistar la lectura y la escritura es el punto de partida: la llave para entrar en el mundo de la cultura. Millones de analfabetos en el planeta tienen esa puerta cerrada. Más allá de que la estructura social genera esta injusta realidad, los sistemas educativos no solo tienen problemas de recursos y de gestión sino de formación docente y encare pedagógico. Si no fuera así, los países ricos no tendrían fracaso escolar. ¿Qué camino diferente ofrece Chela?
Los niños expresan de mil maneras, el cuerpo, la voz, la risa, el llanto. Siempre comunican. Pueden hablar de sí mismos como de su mundo familiar, de amigos, de plantas y animales, del planeta en el que viven, de juguetes, sueños, computadoras, viajes intergalácticos…Es obvio que la expresión del pensamiento está vinculada al medio socio-económico y cultural al que pertenecen. Pero aún en situación de carencia, conocen un charquito, una piedrita, una bicicleta, el viento, una mariposa…
Un adulto también tiene mucho para decir sobre su familia, su vida, su trabajo, sus inquietudes, sus esperanzas y sus sueños…Cledia nos enseñó a enseñar a partir del signo gráfico que es convencional y abstracto. La Metodología Natural e Integral, en cambio, parte de cada dinámica mental.
Al ingresar a la escuela el niño tiene una gran riqueza de pensamiento. Le falta incluir la palabra escrita. Ha tomado conciencia de la maravilla que supone la posibilidad de pensar de los seres humanos y de que puede comunicar su pensamiento a través del habla, lo que supone ya un nivel importante de abstracción. El docente estimula la observación y experimentación de la articulación fonética. Así, advierte que al hacer pasar su voz por la sucesión de movimientos de la boca, emite una palabra sonora. Las posturas que la boca adopta, sugieren el dibujo de las letras que realiza la mano. Se acompaña la observación de cada movimiento de la boca con un gesto natural de la mano, que ayuda a localizar y vivenciar cada una de las partes de la boca que interviene.
Recordemos que la humanidad llegó a guardar su pensamiento en distintos soportes – según lugar y época -, después de millones de años de construir lenguaje oral. El niño sigue igual camino, siente, se comunica desde siempre de distintas formas, habla. Y escribe mucho después. El punto de partida no fue la palabra escrita. La MNI estimula la construcción de escuelas inclusivas. Chela no concibe no integrar la diversidad humana que es tan amplia como la cantidad de habitantes de la Tierra, cada uno de ellos único e irrepetible, parte de un todo y todo en sí mismo. Unicidad en la pluralidad de más de siete mil millones de astronautas que viajamos en el planeta.
Nadie desconoce la particularidad del desarrollo cognitivo, afectivo y social de los educandos. Sabemos que la familia, punto de partida, no es ajena a su realidad histórico-geográfica ni escapa a lo cultural, lo social, lo económico ni lo político. Tenemos la convicción de que la escuela recibe una personita condicionada por las circunstancias que ha vivido, pero no determinada. Enfatizamos la idea de que el camino que permite crecer como personas se encuentra en la intersección de todos estos aspectos. Es un entrecruzamiento complejo y singular que tiene como constante la condición humana.
Se trata de realidades diferentes que la escuela no puede ignorar, múltiples situaciones particulares incambiables desde el ámbito pedagógico. Pero también técnicas ineludibles que para un docente que desempeñe su tarea profesionalmente, aferrado a un compromiso ético con la educación. Vale decir compromiso con todo lo humano que la educación supone.
Es cierto que la escuela no tiene soluciones mágicas para cada caso, pero es menos verdadero que puede hacer mucho. Su responsabilidad técnica es ineludible. Debe ir más allá del contexto y recuperar el aprendizaje como su cometido específico. Tiene que construir resiliencia para superar los factores negativos que han interferido en el desarrollo. ¿Cómo? Aceptando la realidad de cada cual y confiando en que – como siempre sucede – descubriremos las muchas fortalezas que tanto encubren algunas debilidades.
El fracaso, lejos de ser un tema que toca a algunos que “salen de la norma”, llama a la reflexión acerca de cómo transformar los sistemas educativos para que la “educación para todos durante toda la vida” sea una realidad y para que la inclusión sea vivida no como problema sino como enriquecimiento. Y a ello, Cledia dedicó su vida.
Hoy aumenta la dimensión que adquiere la realidad del fracaso. Preocupa a los sistemas educativos del mundo. Cabe preguntarnos ¿es posible que la maravilla de la ciencia y de la técnica haya logrado la comunicación en tiempo real mediante un soporte electrónico, mientras que tantísimos millones de personas en planeta no saben leer ni escribir? ¿Por qué los índices de repetición en primer año son tan elevados? ¿Por qué los profesores de secundaria reciben alumnos que no tienen la llave para entrar al mundo de la cultura porque no conquistaron la palabra escrita? ¿Creemos realmente que una computadora por niño y por docente soluciona el problema?
Chela trabajó en la Escuela Pública durante 25 años y compartió su teoría recorriendo pueblo a pueblo de Uruguay. Su obra ha despertado el interés de muchísimos profesionales de la educación, así como de numerosísimas instituciones públicas y privadas en nuestro país y en otros lugares del mundo. Cientos de educadores uruguayos formados por ella, conscientes de poseer una herramienta para desarrollar plenamente las posibilidades de cada alumno, han sentido renovar sus energías para el desempeño de su quehacer pedagógico. Además, sus innovadoras ideas vienen germinando más allá de nuestras fronteras. Maestros que fuimos y somos sus alumnos, organizamos la Fundación Cledia de Mello.
Desde ella, confiamos en renovar nuestras energías para que perdure una creación que rompió un paradigma educativo renovador en la teoría pero tradicional en la práctica. La sociedad del conocimiento requiere mucho más que tecnología aplicada a la educación y se construye desde la base del sistema educativo.
Cledia de Mello, personalidad carismática y polémica ha dejado una impronta fuerte en el magisterio uruguayo.
Valor para defender principios pedagógicos y tenacidad para defender su máxima: la infancia y sus derechos primero.
Tarea difícil ya que siempre sembró pensamientos muy profundos expresados con la sencillez de quien puede ir a la médula de una cuestión.
No es frecuente encontrar en la historia de la educación perfiles que amalgaman el docente y al pedagogo en una misma persona.
Ella lo logró.
Los niños son los mejores maestros, nos dijo. Sonaba extraño al comienzo de nuestras carreras. Entonces, la teoría nos atrapaba. Aún no distinguíamos conocimiento de sabiduría.
Sólo con una firme convicción es posible criticar la rigidez de la estructura del sistema educativo y desafiarla. Además, proponer alternativas pedagógicas diametralmente opuestas a las instituidas, inevitablemente genera resistencia.
Resistir las resistencias sin claudicar nuestra sensibilidad para defender la necesidad de un cambio.
La MNI ofrece un camino posible.
En palabras de Machado….”camino se hace al andar.” Sólo resta decir: GRACIAS CHELA.
Equipo Docente del COLEGIO Y LICEO CENI